Cómo ayudar a tu hijo a lidiar con los dolores de crecimiento
Los dolores de crecimiento no son solo un mito. Afectan hasta a un 25 % de los niños, por lo general entre los 3 y los 12 años.
Puede resultar desconcertante que tu hijo se queje de tener dolores y que el patrón no sea constante. Es posible que una noche se despierte llorando porque le duele el muslo y unos días después se queje de que le duele la espinilla, primero la de la pierna derecha y luego la de la izquierda. Es común que las molestias vayan cambiando de lugar y que los dolores de crecimiento ataquen varias noches por semana durante meses antes de desaparecer.
¿Cuál es la causa de los dolores de crecimiento?
Aunque sean algo habitual, no se sabe con certeza qué los causa. ¿Son realmente dolores de crecimiento o se deben a los saltos y las carreras de los niños? No hay una respuesta (en el caso de algunos niños, los dolores suelen aparecer después de días de mucha actividad).
Si tu hijo se queja de dolores por la noche, llama a tu médico. El médico le hará ciertas preguntas para averiguar si se trata de dolores de crecimiento rutinarios.
- ¿El dolor o la cojera se producen durante el día?
- ¿El dolor está localizado en una articulación?
- ¿Duele siempre en el mismo lugar en la misma pierna?
- ¿La pierna duele al tocarla?
- ¿Hay enrojecimiento o hinchazón?
Si la respuesta a cualquiera de estas preguntas es afirmativa, el problema no es un simple caso de dolores de crecimiento. El médico evaluará a tu hijo para determinar si existe algún motivo de preocupación más grave.
Cómo aliviar los dolores de crecimiento y otros dolores en las piernas
El tratamiento de los dolores de crecimiento es simple e incluye masajes, estiramientos, un cojín eléctrico e ibuprofeno u otro analgésico.
Es importante tener en cuenta que los distintos tipos de dolor nocturno en las piernas que puede experimentar tu hijo son calambres musculares. Algunos niños sufren espasmos dolorosos en los pies o en las piernas mientras duermen (algunos adultos también los sufren). Los calambres hacen que los dedos de los pies se curven, causando dolor, y es posible que puedas palpar el músculo contracturado en la pantorrilla de tu hijo.
La mejor manera de tratar un calambre muscular es estirando el músculo. Para ello, tu hijo tendrá que caminar o empujar firmemente con los dedos de los pies hacia arriba para estirar la pantorrilla y el tendón de Aquiles. Si sucede más de una vez, existe un remedio preventivo que consiste en darle un suplemento de magnesio mezclado con leche tibia a la hora de la cena o antes de dormir (esto puede soltarle un poco la barriga). Pregúntale a un profesional sanitario cuál sería la dosis correcta de magnesio para el peso de tu hijo.
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