El día del nacimiento de tu bebé seguramente será el día más importante y feliz de tu vida. Sí, vale, pero hay algo que todas las madres saben: no todo son corazones y flores de colores. Seguramente también sea el día más sangriento, confuso y caótico de tu vida simplemente porque el milagro de la vida es así.
Un parto se divide en tres fases. La primera (y más larga) de las tres fases comienza con las contracciones, y habrá muchísimas.
¿En qué consiste la primera fase del parto?
El útero es un músculo que tiene mucha fuerza. Durante el parto, se contrae y se relaja de forma alterna. Cada vez que se tensa, empuja al bebé hacia fuera, haciendo que la cabeza del bebé presione contra el cérvix. Esto provoca que el cérvix se borre (o se afine) y se dilate (o se abra), aunque no esperes que ocurra muy rápido.
¿Qué se siente durante el inicio del parto?
El inicio de un parto suele ser lento. Si es tu primer embarazo (y perteneces al grupo de bajo riesgo), es posible que la matrona te recomiende que te quedes en casa durante casi toda esta fase. Intenta relajarte, bebe mucha agua y come alimentos ligeros ricos en hidratos de carbono. Y, si puedes, duerme un poco. Dar a luz es una maratón, no un esprint, por eso es importante que no te canses demasiado pronto.
A medida que la frecuencia de las contracciones vaya aumentando, es recomendable que empieces a apuntar la duración y los intervalos entre una y otra (a partir del momento en el que empieza una y hasta que se inicia la siguiente, no hasta que termina).
A tu llegada al hospital, la matrona o el obstetra comprobarán cuánto has dilatado. Si aún no has dilatado lo suficiente, puede que te manden de vuelta a casa, te digan que vayas a dar un paseo o a comer algo.
¿Qué se siente con las contracciones?
Algunas mujeres dicen que la primera fase del parto se parece a un dolor de regla o de lumbares. Sin embargo, tarde o temprano las contracciones serán más largas, frecuentes e intensas. En el caso de las madres primerizas, esta fase suele durar entre seis y doce horas, aunque también puede alargarse y durar un día o más. En el caso de las que ya han sido mamás, los acontecimientos pueden desarrollarse mucho más rápido.
Cómo reconocer la dilatación activa
Durante la dilatación activa, las dolorosas contracciones durarán alrededor de un minuto y se darán cada tres o cinco minutos. Es posible que tengas dificultades para hablar y moverte. A estas alturas, ya habrás dilatado entre tres y diez centímetros. Lo más habitual es dilatar 1 cm/h, pero al igual que ocurre con el inicio del parto, depende de cada mujer. Si quieres que te pongan la epidural, este es tu momento.
Dilatación de transición
La dilatación de transición es la etapa más intensa, aunque también la más corta. En ella dilatarás los últimos centímetros y tendrás contracciones más a menudo. La primera fase del parto habrá finalizado cuando el cérvix se haya dilatado 10 centímetros (dilatación completa).
¿En qué consiste la segunda fase del parto?
Cuando entres en la segunda fase del parto, todo irá mucho más rápido.
Una vez alcanzada la dilatación completa, habrá llegado el momento de empujar. Algunas mujeres pueden sentir la necesidad de empujar, mientras que aquellas que han recibido la epidural, al estar entumecidas, probablemente necesiten que la matrona les indique cuándo empujar con fuerza y cuándo no para lograr que el cuerpo se relaje y se expanda.
A lo largo de esta fase, el bebé se desplaza desde la abertura del útero y atraviesa el cuello uterino ya completamente dilatado hasta llegar al orificio de la vagina. A partir de ese momento, sentirás una presión enorme.
El obstetra irá midiendo la cabeza del bebé a medida que vaya saliendo, centímetro a centímetro, hasta que, al final, se le vea la coronilla (que también se conoce como coronación). En esta fase, puedes masajear suavemente los bordes de la vagina (el denominado masaje perineal) para aumentar la elasticidad de la zona.
La cabeza del bebé saldrá con un giro, como ocurre con el corcho de una botella de vino al abrirla. Cuando la cabeza esté fuera, el médico te pedirá que empujes de nuevo con fuerza para que salgan los hombros. Por suerte, el resto del cuerpo se deslizará hacia fuera con mucha facilidad, como si de un pececito escurridizo se tratara. A no ser que tu bebé requiera atención médica inmediata, te lo colocarán sobre el pecho con una mantita.
¿En qué consiste la tercera fase del parto?
Después de dar a luz, aún queda algo por hacer... Tienes que expulsar la placenta. Pero no temas, esta es la fase más sencilla de todas y normalmente suele salir pasados unos minutos. Esto también se conoce como alumbramiento de la placenta.
Las madres que hayan decidido amamantar a sus pequeños deberían comenzar de inmediato. De hecho, al dar el pecho el útero se contrae, lo cual ayuda a expulsar la placenta y a reducir su tamaño. También perderás mucha sangre, de modo que tu cuidador te masajeará la barriga para drenar la sangre y hacer que el útero se encoja. Llegados a este punto, a algunas mujeres se les habrá colocado un catéter. Si no es el caso, puede que la matrona te pida que orines, ya que con la vejiga llena es difícil que el útero se vacíe por completo.
En caso de desgarro o episiotomía, un profesional sanitario te suturará la zona. Si te han puesto la epidural, no notarás nada, pero si no te la han puesto, se te aplicará anestesia local. Aun así, no suele doler, porque después del parto los labios quedan algo entumecidos.
Nota: después de esta increíble experiencia, es posible que experimentes temblores incontrolables durante unos minutos o incluso una hora. Es una sensación extraña, pero confía en nosotros, no te pasa nada. Se cree que los temblores se deben a la adrenalina producida durante el nacimiento o a cambios hormonales repentinos.