A los niños pequeños les calma mucho el chupeteo, por eso es una de las 5 S's. Pero muchos padres se ven presionados por otros padres (o por esa vocecita interior) con demasiada frecuencia a acabar con el hábito del chupete. 

Cuándo quitar el chupete

El momento más fácil para quitarle el chupete a un bebé es alrededor de los 6 o 7 meses de edad. Puedes acabar con el hábito del uso del chupete en menos de una semana.

La Academia Americana de Pediatría y la Academia Estadounidense de Médicos de Familia recomiendan limitar o abandonar el uso del chupete en torno a los 6 meses de edad para evitar un aumento en el riesgo de infecciones de oído, especialmente si tu hijo es propenso a ellas. Aun así, no existe una regla universal. Los chupetes a veces son muy útiles en situaciones de estrés, como cuando los peques empiezan a ir a la guardería o viajan por primera vez a algún sitio.

Pasados los 9 meses, sin embargo, los niños empiezan a desarrollar un vínculo emocional con el chupete, lo cual no significa que haya que darse prisa en desacostumbrar al pequeño, sino que simplemente hay que aceptar que a partir de esa edad opondrá más resistencia.

La mayoría de los niños están emocionalmente preparados para dejar de usar el chupete entre los 2 y los 4 años, de modo que, llegado el momento, puedes empezar a plantearte mentalizar a tu retoño de que se acerca la hora de decirle adiós. De vez en cuando puedes decirle algo así como: «Cuando los niños cumplen 3 años, el hada mágica se lleva los chupetes viejos y trae juguetes nuevos. ¿Qué te traerá a ti?».

Cómo quitar el chupete

Si te agota recoger el chupete porque tu peque no para de tirarlo desde la cuna o si tiene infecciones de oído (a causa del chupete), o si simplemente te sientes capaz de acabar con el hábito, puedes hacer lo siguiente: 

  • Trabajad la paciencia con el patience-stretching y haced respiraciones mágicas todos los días. Esto ayudará a tu pequeño a olvidarse de sus preocupaciones y a retrasar sus deseos (sin necesidad de chupetear).
  • Anímalo a usar otros objetos reconfortantes, como una mantita, un osito de peluche o algún fular suave que sea tuyo («Cariño, voy a por el chupete, no tardo nada. Toma el osito mientras mamá lo busca»).
  • Utiliza el método del gossiping con sus peluches y coméntales lo bien que ha pasado toda la mañana sin el chupete.
  • Cuéntale cuentos sobre un conejito que le dijo adiós a su chupete, pero que tenía un osito de peluche mágico y que, cada vez que lo abrazaba, se ponía muy contento.
  • Limita el uso del chupete solo a determinadas situaciones, como para dormir o en momentos de estrés en los que necesite algo para tranquilizarse.
  • Fija un par de ratos «sin chupete» a lo largo del día. Empieza con 30 minutos, después de la siesta puede ser un buen momento. Te recomiendo que uses un temporizador, para que tu peque no te insista en que se lo devuelvas («Cielo, sé que quieres el chupete ahora, pero tenemos que esperar a que el Sr. Temporizador suene y nos diga que puedes usarlo. ¡Recuerda que esa es la regla! ¿Quieres jugar con los cochecitos o leer un libro mientras esperamos a que suene el Sr. Temporizador?»).
  • No le digas que le vas a dar el chupete a otro bebé, ya que puede sentir celos cada vez que vea a un bebé con un chupete (hubo un padre que le contó a su hijo de 3 años que iba a enviar el chupete al taller de Santa Claus para que lo convirtieran en un jardín de juegos para niños).
  • Llegad a un acuerdo sobre cuándo dejar el chupete. Podéis elegir un día especial, como su cumpleaños (yo recomendaría el cuarto cumpleaños).
  • ¡Asegúrate de tener algo especial para él! A tu pequeño le costará menos aceptar separarse de su viejo amigo si recibe algo a cambio (como un juguete para niños grandes que hayáis comprado juntos).
  • Llena de pegatinas divertidas el día de «adiós, chupete, hola, (nombre del juguete)» en el calendario. Dale un bolígrafo a tu hijo rojo para que vaya tachando los días durante la cuenta atrás. 

Adopta una actitud positiva, pero no te emociones demasiado. Algunos niños de repente cambian de opinión porque creen que aún no están preparados («Mamá, a veces no soy un niño grande»). Es importante que no le hagas sentir que ha fracasado o que te ha decepcionado («Vale... Bueno, supongo que le tienes tanto cariño que todavía no quieres decirle adiós... ¿Qué tal la semana que viene?»).

¡No te preocupes!

Si te sientes presionada a romper el hábito del chupete pero la intuición te dice que tu pequeño todavía no está preparado, párate a pensar... para reafirmarte un poco. 

En primer lugar, recuerda que en las culturas tradicionales los niños pequeños succionan las mamas hasta los 4 años. 

En segundo lugar, hay algunos niños que presentan el fuerte impulso genético (por parte de uno o ambos lados de la familia) de encariñarse con un objeto reconfortante (un chupete, un pulgar, un peluche o una mantita de seguridad o apego), por lo que quitarles el chupete suele tener como consecuencia que se chupen más el dedo (el chupete es mejor que el pulgar porque chuparse el dedo puede llegar a deformar gravemente el paladar y los dientes, que en el futuro se traducirá en una incómoda y costosa ortodoncia).           

En tercer lugar, y aunque pueda parecer ridículo, el chupete puede llegar a convertirse en uno de sus mejores amigos.           

Y en cuarto lugar, ¡nadie llega a la universidad con chupete!

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