Consejos de sleep training para niños pequeños
Antes de poner en práctica los métodos para enseñar a dormir a los niños que se explican en este artículo, te recomiendo que primero recurras a estas eficaces técnicas: dirígete a tu pequeño en toddler-ese, haced patience stretching, practicad el twinkle interruptus y jugad al divertido juego de irse a dormir. Estas técnicas hacen que sea más fácil que concilie el sueño y le ayudan a dormir las horas que necesita. Si ninguna de ellas funciona, es posible que haya llegado el momento de usar un método más directo para enseñarle a dormir. Para ello, te presentamos algunos trucos y consejos. Ten en cuenta que estos consejos para enseñarle a dormir son apropiados para niños de ocho, nueve, diez y once meses, y de uno a tres años.
Cómo enseñar a tu pequeño a dormir
Existen dos métodos principales para enseñar a tu pequeño a dormir.
El método de «tomarlo en brazos y devolverlo a la cuna»
¿En qué consiste el método de «tomarlo en brazos y devolverlo a la cuna»? Con este método, enseñarás a tu hijo al permanecer en la habitación hasta que se quede profundamente dormido. Con el tiempo, podrás ir dándole más espacio e independencia.
El método de «desaparecer cada vez más tiempo»
¿En qué consiste el método de «desaparecer cada vez más tiempo»? Este es el antiguo método al estilo Ferber de extinción gradual del llanto, es decir, enseñarle a dormir dejándolo llorar, pero adaptado a los niños pequeños. Si decides recurrir a este método, prepárate para que tu pequeño oponga resistencia, lo cual no es ninguna sorpresa, pues los niños tienen muy claro lo que quieren y lo que no.
A continuación te explicamos detalladamente en qué consiste cada uno de los métodos para enseñar a dormir a los más pequeños.
Enseñar a un niño a dormir con el método de «tomarlo en brazos y devolverlo a la cuna»
Cómo ponerlo en práctica:
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Para poner en práctica el método de tomarlo en brazos y devolverlo a la cuna, pon ruido blanco en la habitación y quédate sin decir nada junto a la cuna o la cama. Cuando llore, tómalo en brazos y consuélalo, pero solo hasta que se haya calmado. Espera hasta que haya caído en un profundo sueño... Luego, con el paso de los días y a medida que vaya llorando menos, coloca la silla en la que sueles sentarte más lejos de la cuna y más cerca de la puerta.
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Será entonces cuando puedas empezar a combinar este método con el del twinkle interruptus. Practica el patience stretching con tu pequeño cinco veces al día durante una semana. Y, por la noche, cuando veas que tu retoño ya va necesitando que lo tomes menos en brazos para quedarse dormido, dile: «¡Espera! ¡Espera! ¡Toma tu osito! ¡En seguida vuelvo!», y vete a la otra punta de la habitación (o sal de la habitación) durante un breve periodo de tiempo.
Si ya duerme en su cuna, haced el siguiente trato: tú te quedarás en la habitación solo si se queda en la cuna. Si se sale de la cuna, reúne a la familia para tener una charla al respecto.
Durante el encuentro familiar puedes decir algo así:
«Ya sé que a veces quieres que mamá vuelva y se quede contigo, pero la regla es que los niños y niñas, las mascotas y las mamás tienen que dormir para estar contentos y poder jugar al día siguiente».
«Mira, vamos a hacer una cosa. Cuando te tape con la manta, podrás pedir dos deseos. Si me llamas para que te traiga agua, te dé otro besito, te haga cosquillitas en la espalda o te cambie el pañal, o por lo que sea, vendré en seguida, pero entonces ya solo podrás pedir un deseo más».
«Pero por la mañana, si todavía tienes los dos deseos, podrás cambiarlos por un regalito especial. ¿Qué quieres? ¿Unas estrellitas? ¿Unas pegatinas? ¿Una medallita? ¿Una galleta?».
Qué hacer si el método de «tomarlo en brazos y devolverlo a la cuna» no funciona
Si el método de «tomarlo en brazos y devolverlo a la cuna» no funciona, no te preocupes, hay otros trucos que puedes poner en práctica para enseñarle a dormir. El método de «tomarlo en brazos y devolverlo a la cuna» es más eficaz con niños de entre nueve y dieciocho meses, pero puede servir igualmente cuando son más mayores.
Si esta técnica para enseñarle a dormir no resulta eficaz, prueba el método de «desaparecer cada vez más tiempo» que te explicamos a continuación.
El método de «desaparecer cada vez más tiempo» o extinción del llanto para niños pequeños
Si estás desesperado, o tu salud, bienestar o quizás incluso el trabajo o el cuidado de tu familia se ven afectados por la falta de sueño, dejarle llorar puede ser la solución.
Cuando ya no son tan pequeños, se pueden hacer cambios en el método para que sea más suave (hojea el libro de buenas noches con tu retoño durante el día, juega con él a las muñecas, practicad ejercicios de patience stretching o respiración mágica). Pero, independientemente de lo que hagas, lo mejor será que te prepares para que tu pequeño y tenaz cavernícola muestre su descontento si decides recurrir al método de extinción gradual del llanto.
Para aumentar las probabilidades de éxito, pon ruido blanco a la hora de dormir durante una semana. Luego podrás usar este método.
Cómo poner en práctica el método de «desaparecer cada vez más tiempo» / extinción gradual del llanto
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Cuando hayas cerrado la puerta, deja llorar a tu pequeño tres minutos. Luego asómate para asegurarte de que está bien y vea que no has abandonado el planeta Tierra. Dile: «Te quiero, cielo, pero es hora de dormir... Buenas noches. Que sueñes con los angelitos». Algunos progenitores prefieren quedarse ratos más largos. Sin embargo, si te quedas más tiempo, tu pequeño creerá que vienes a salvarlo y, cuando te vayas, llorará aún más desconsolado.
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Cuando cierres la puerta, espera cinco minutos y repite el primer paso.
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Después, espera diez minutos y vuelve a hacer lo mismo. Luego asómate cada quince minutos hasta que por fin se quede dormido.
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En caso de que se despierte en mitad de la noche, puedes darle una toma si quieres, pero luego repite el método de desaparecer cada vez más tiempo.
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Si tu pequeño vomita, entra en la habitación, pero no hables demasiado. Solo asegúrate de que está bien, limpia lo que tengas que limpiar y dile: «Te quiero, cariño; todo va bien. Buenas noches» y sal de la habitación.
Es posible que la primera noche tu pequeño se pase una hora o más llorando. Puede que la segunda llore aún más. Pero no te ablandes, porque si después de dejarlo llorando una hora lo acabas tomando en brazos, aprenderá exactamente lo contrario a lo que pretendes enseñarle: si berreo lo suficiente, conseguiré lo que quiero.
De modo que, si puedes, resiste. La tercera noche suele ser mucho más fácil y la cuarta, tu niño ya debería ser capaz de conciliar el sueño rápidamente y permanecer dormido toda la noche.
Qué hacer si el método de extinción gradual del llanto no funciona
Si las cosas no mejoran la cuarta noche, plantéate si la hora de irse a la cama a lo mejor no es la adecuada, ya sea porque es demasiado temprano o demasiado tarde, piensa en si hay algo que le cause especial estrés o si le estás enviando señales confusas al hablarle demasiado o quedarte demasiado tiempo en la habitación.
Además, si tu niño es más bien tímido y sensible, quizá debas emplear un método más suave, uno que incluya más visitas, cariño y consuelo, o una técnica que le ayude a conciliar el sueño que no esté basada en el llanto.
Si, por el contrario, tu pequeño cavernícola es enérgico, tenaz y desafiante, prestarle demasiada atención solo fomentaría ese comportamiento. En ese caso, procura que tus visitas sean alegres pero breves.
¡No te rindas!
Si tienes que usar el método de extinción gradual del llanto, intenta abordar este minicalvario con perspectiva (y sentido del humor). Recuerda que, aunque estas noches de gritos parezcan interminables, acabarán pronto y en unos días todos dormiréis mejor. Así que, mantente firme en tu objetivo y haz unas cuantas respiraciones mágicas para relajarte. Repítete las veces que haga falta que millones de mamás y papás de todo el mundo han sobrevivido a esta experiencia (al fin y al cabo, fueron ellos quienes recomendaron ponerse tapones en los oídos y calentarse el estómago con ginebra)... Y tú también lo vas a conseguir.
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