Qué hacer cuando tu pequeño no quiere dormir
Algunos niños duermen poco durante el día, otros demasiado y algunos simplemente se quedan dormidos en el momento menos oportuno. Pero, por encima de todo, los que nos lo hacen pasar peor son los que duermen demasiado poco.
¿Por qué les cuesta dormir a los bebés?
Quizás a tu pequeño le cueste tanto quedarse dormido que cada vez que entras en su habitación tienes la sensación de estar adentrándote en un campo de batalla. Las principales razones por las que puede que tu retoño sea incapaz de conciliar el sueño son las siguientes:
- Está agotado.
- Está distraído y ha recibido demasiados estímulos (algún ruido, la luz, la tele, el jaleo en casa, la cafeína o algún medicamento).
A continuación vamos a analizar cada uno de los problemas por separado.
1. Está cansado, pero no se puede dormir
Para saber si tu hijo pequeño duerme lo suficiente, presta atención a las señales de cansancio que muestra durante el día. ¿Se queda dormido en el coche o en el metro? ¿Se queda frito antes de que llegue su hora de dormir? ¿Tiene carita de sueño y está protestón a la hora de la cena?
En ese caso, intenta que se eche su siesta veinte minutos antes. A muchos niños les sienta mejor que se les acueste después de haber estado jugando dos o tres horas, aunque parezcan no tener sueño.
Es como comer antes de tener hambre. A todos nos ha pasado alguna vez que nos sentamos a comer y pensamos: «Anda, si no me había dado cuenta de que tenía hambre». De igual manera, anticiparte a la necesidad de dormir de tu pequeño puede ayudarle a descansar mejor.
2. Un niño sobrexcitado no se quedará dormido
«¿Cómo? ¿Que quieres que me eche una siesta con la de cosas que están pasando aquí?».
Sí, hasta los más dormilones se alteran. Si acaba de jugar con su papá a que le haga cosquillas en la barriga o ha ingerido cafeína mientras tomaba el pecho (o algo de chocolate), puede que tarde en darse cuenta de que necesita descansar.
Quizá tu pequeño trasto no quiera echar un sueñecito porque se lo está pasando demasiado bien descubriendo cosas nuevas.
Consigue que tu pequeño se eche una siesta
Algunos niños no quieren irse a su cuarto porque lo asocian con dejar de jugar y tener que acostarse. Juega con tu hijo o tu hija a juegos tranquilos y pasa un buen rato con tu retoño en su dormitorio un par de veces al día. De esa manera, no relacionará su habitación solamente con el rollo de irse a dormir.
Treinta minutos antes de la hora de la siesta, jugad a algo tranquilo y pon un suave ruido blanco, que enviará la señal a su subconsciente de que se acerca la hora de dormir.
Luego, en el momento de acostarlo, oscurece la habitación en la medida de lo posible y pon un ruido blanco de fondo que retumbe. Si hay movimiento en la casa, quizá tengas que ponerlo al volumen que sonaría el agua de la ducha al correr. Recuerda que el sonido de ventiladores o de olas puede no ser el más indicado, pues al ser demasiado suave difícilmente conseguirá aislar a tu pequeño de otros estímulos sonoros.
Quizá tu pequeño no quiera dormir porque duerme demasiado o a mala hora
La queja que más a menudo me llega es que los niños no duermen lo suficiente a lo largo del día. Y, curiosamente, luego veo que algunos duermen demasiado de día o que duermen a horas raras que no casan bien con los horarios de sus padres y madres.
Cuánto tiempo debería dormir tu pequeño durante el día
Normalmente, los niños duermen entre una y dos horas de siesta. Si tu hijo duerme más tiempo pero eso no le impide dormir por la noche, estás de enhorabuena: ¡te ha tocado la lotería! Ahora bien, los niños que duermen mucho de día, tendrán que irse a la cama más tarde por la noche... o se despertarán más por la noche. Si esto no supone un inconveniente para el horario de la familia, perfecto, pero si quieres, también puedes pasar parte de ese sueño a la noche, y es muy fácil.
Pongamos que tu hijo duerme mucho y que su hora de acostarse normalmente es a las 20:00, pero a esa hora suele estar muy despierto, hablador y acaba por no quedarse dormido hasta las 21:30. En ese caso, trata de acortar su siesta de la tarde unos quince minutos (para que llegue un poco más cansado a la noche) y empieza la rutina de irse a dormir a las 21:00. Si funciona, acorta su siesta otra vez y adelanta otros quince minutos la hora de acostarse. De esa manera, tu pequeño se adaptará a tu horario. Sabrás que has acortado demasiado la siesta si se pone de mal humor a última hora de la tarde.
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