Si aún no has establecido una rutina de antes de dormir para tu pequeño, es hora de crear una. Aquí te enseñaremos lo que hay que hacer.

La rutina de antes de irse a la cama (30 ─ 60 minutos)

Cuando empiece a caer la noche, envía a tu pequeño algunas señales que le indiquen que se acerca la hora de dormir.

  • Baja las luces de la casa.
  • Jugad a juegos tranquilos (sin armar alboroto).
  • Apaga la televisión.
  • Pon ruido blanco de fondo.
  • Si crees que a tu hijo le duelen las encías, habla con tu médico por si hubiera algún medicamento que pudiera ayudar. 

La rutina de meterse en la cama (20 ─ 30 minutos) 

Cada familia adopta una rutina de antes de dormir ligeramente diferente. La clave está en hacer que la rutina sea agradable, amorosa, relajante y coherente. Unos investigadores de Filadelfia descubrieron que los padres que iniciaron una rutina de tres pasos para acostar a sus niños (baño, masaje y acurrucarse tranquilamente o cantar una canción de cuna) obtuvieron resultados satisfactorios en dos semanas. Sus hijos (de entre 7 y 36 meses) tardaban menos en dormirse... ¡y dormían más tiempo!

Es más, los niños eran menos propensos a llamar a sus padres o a salirse de la cuna o la cama. 

Además de los baños y los masajes, existen otras rutinas que gustan mucho a mamás y papás. 

Cuando llegue el momento de empezar la rutina, no invites a tu pequeño a resistirse con una pregunta tipo: «¿Te quieres ir a la cama ya?». En lugar de eso, dile con entusiasmo: «¡Muy bien, pequeñajo! ¡Hora de irse a la cama!». Haz un gesto con las manos indicando que es la «hora de acostarse» e inicia una cuenta atrás antes de empezar a cantar una canción de cuna (puedes inventarte una canción que diga «¡Es hora de dormir!» o «¡Hora de irse a la cama!», tal vez con una melodía conocida, como la del cumpleaños feliz). 

Mientras cantas, haz un gesto sencillo de «hora de dormir». Puedes juntar las manos en forma de almohada para apoyar la cabeza. 

Justo antes de empezar con la rutina, prepara la habitación para que todo sea perfecto. 

  • Baja las luces.
  • Mantén la habitación fresca (preferiblemente entre 18 y 22 ºC).
  • Calienta las sábanas (con una bolsa de agua caliente o un pequeño saco de semillas de trigo para microondas que retirarás antes de meter a tu retoño en la cama).
  • Utiliza un olor agradable (como una gota de aceite de lavanda en el colchón o en el cabecero de la cama).
  • Enciende una luz pequeña.
  • Cuelga un atrapasueños o una foto de mamá y papá para que tu pequeño se sienta protegido. 

Objetos reconfortantes y otros consejos para la rutina de antes de dormir 

A todos los niños les gusta darle las buenas noches a sus juguetes. Las oraciones, las canciones de cuna y los cuentos de antes de dormir incitan al sueño, y ponerle el chupete o darle un último sorbo de agua también puede ayudarle a caer en los brazos de Morfeo. (Puedes darle agua o una infusión de manzanilla o menta sin cafeína; evita los zumos y las bebidas azucaradas por la noche, pues favorecen la aparición de caries. Además, si le vas a dar el pecho o un biberón, procura no sobrepasar los 30 minutos, ya que la leche y la leche de fórmula también crean bacterias que producen caries). 

Los objetos reconfortantes, como una mantita o un osito de peluche, siempre serán grandes aliados a la hora de dormir. Imagínatelos como peldaños hacia la madurez y la independencia. A estos fieles amigos se les conoce como objetos de transición porque brindan a los niños el valor necesario para alejarse de su mamá y su papá y hacer la transición de la familia al gran mundo exterior. 

Si tu retoño no tiene un objeto reconfortante favorito, elige uno suave y blandito y llévalo contigo todo el día. En pocas semanas, tu peque comenzará a interesarse (asociará el juguete con tus tiernos abrazos) y es posible que entonces entable amistad con el objeto reconfortante. 

Asegúrate de que el objeto reconfortante no contenga piezas o botones que puedan provocar asfixia. Y procura tener uno de repuesto, por si acaso el primero se pierde o hay que lavarlo. Nunca le quites su objeto reconfortante para castigarlo. En lugar de contribuir a que los niños se comporten mejor, puede suscitar resentimiento e inseguridad. 

Y no olvides ese maravilloso recurso de preparación para el sueño: el ruido blanco. 

Sin embargo, a medida que la mente de tu hijo se vaya desarrollando, es posible que los sonidos más suaves dejen de funcionar y necesites un ruido blanco más potente, como el del CD de Happiest Baby, que incluye sonidos de útero y lluvia especialmente filtrados y que contiene frecuencias agudas y siseantes, así como tonos graves y sordos. 

El ruido blanco es un recurso de preparación para el sueño mejor que un osito de peluche, porque es fácil de sustituir en caso de perderlo y no te costará mucho desvincularlo de tu pequeño. 

Otras ideas interesantes para la rutina de antes de dormir: 

  • Un baño caliente (con las luces atenuadas).
  • Un masaje con aceite de coco o manteca de cacao (acaríciale la frente desde las cejas hasta el cuero cabelludo, abriéndole ligeramente los ojos con cada pasada... lo incitará a cerrar los ojos).
  • Espolvorea un poco de «polvo mágico» por la habitación (puede parecer una locura, pero funciona). 

Y, por último, pero no por ello menos importante, mi rutina favorita de El niño más feliz (disponible en inglés): háblale cariñosamente antes de apagar la luz.

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