Semana 38 del embarazo: tu bebé con 38 semanas

Al igual que tú, tu bebé se está preparado para hacer su entrada triunfal. Ya pesa entre 2,7 y 4 kilos y mide poco más de 45 centímetros. Su cerebro se ha desarrollado lo suficiente para emprender la siguiente gran aventura: la vida fuera del vientre materno. El grado de madurez de su cerebro también le permite gestionar a la perfección la inminente avalancha de sensaciones que le esperan: luces brillantes, caras sonrientes, texturas, olores y sonidos nuevos.

Y sus pulmones también están listos para estrenarse. Es más, la primera respiración de tu bebé desempeña un papel vital en el nacimiento. Los pulmones de tu bebé están llenos de unos saquitos de aire que, con las primeras respiraciones, primero se expanden y luego se mantienen abiertos gracias a la sustancia química especial de la que están recubiertos.

A su llegada a este mundo, el aire frío sobre la piel mojada y la luz deslumbrante le parecerán un horror. No obstante, estos dos factores son los que hacen que su cerebro mande la orden a los pulmones de empezar a respirar. Y todo ello con solo 38 semanas. Ahora bien, esperar de 60 a 90 segundos antes de cortar el cordón umbilical facilita el suministro de una dosis adicional de sangre, oxígeno, hierro y células madre.

Puesto que los bebés tienen los brazos y piernas delgados y la cabeza grande, su piel está más expuesta que las de los adultos, de manera que pierden calor con mayor rapidez. Para entrar en calor, tu bebé tiene acumulada en su cuerpo lo que se conoce como grasa parda, que se encarga de producir calor y se consume en el primer o segundo día de vida. Otra manera de mantener calentito a tu bebé, y que también sirve para fortalecer el vínculo afectivo y empezar a amamantarlo, es que haya contacto piel con piel de inmediato.

Semana 38 del embarazo: qué esperar llegados a este punto

Centrémonos ahora en ese tema que lleva días rondándote la cabeza: el parto. A las 38 semanas de embarazo, tu cuerpo ya se está preparando para el parto.

Cómo reconocer los signos del parto:

  • Descenso del bebé ("baja" la barriga)
  • Dilatación del cérvix
  • Más retortijones y dolores de espalda
  • Diarrea
  • El aumento de peso se estabiliza
  • Más fatiga y cansancio
  • Expulsión del tapón mucoso o descarga de flujo vaginal de distinto color
  • Contracciones intensas y frecuentes
  • Rotura de aguas

Nota sobre los retortijones en la semana 38 del embarazo: en la semana 38 del embarazo, a medida que se va acercando el parto, irás experimentando más retortijones y dolores en las lumbares y las ingles. Esto se debe a que los músculos y los tendones se están preparando para el parto y han empezado a sufrir cambios y a expandirse.

Si experimentas alguno de estos signos de parto a las 38 semanas, ¡enhorabuena! Tu bebé está en camino. A continuación te contamos todo que necesitas saber sobre las tres fases del parto:

Primera fase: inicio del parto, dilatación activa y dilatación de transición

Un parto se divide en tres fases. La primera (y más larga) de las tres fases comienza con las contracciones, y habrá muchísimas.

Nota: tu útero es un músculo con forma de bolsa. Durante el parto, se contrae y se relaja de forma alterna. Con cada contracción, el útero empuja al bebé hacia fuera, haciendo que la cabeza presione contra el cérvix. Esto provoca que el cérvix se borre (o se afine) y se dilate (o se abra).

El inicio de la primera fase del parto suele ser lento y progresivo. La rotura de aguas puede ser algo más aparatosa, pero aun así suele ser solo un chorrito, no aparece como una marea. Algunas mujeres afirman que el inicio de la primera fase del parto se parece a un dolor de regla o de lumbares. Sin embargo, tarde o temprano las contracciones empiezan a ser más largas, frecuentes e intensas. Si eres madre primeriza, esta fase puede durar entre seis y doce horas, aunque también puede alargarse y durar un día o más. En el caso de las que ya han sido mamás, los acontecimientos pueden desarrollarse mucho más rápido.

Si es tu primer embarazo (y este pertenece al grupo de bajo riesgo), es posible que los profesionales sanitarios te recomienden que te quedes en casa durante casi toda esta fase. Intenta relajarte, bebe mucho líquido y come alimentos ligeros ricos en hidratos de carbono para no perder fuerzas. Y, si puedes, duerme un poco. Dar a luz es una maratón, no un esprint, por eso es mejor que no gastes toda tu energía demasiado pronto.

La matrona te habrá dicho que calcules el tiempo entre una contracción y otra (a partir del momento en el que empieza una y hasta que se inicia la siguiente, no hasta que termina) y cuándo es recomendable que la llames o acudas al hospital.

A tu llegada al hospital, comprobarán cuánto has dilatado. Si aún no has dilatado lo suficiente, es posible que te envíen de vuelta a casa, te digan que vayas a dar un paseo o a comer algo.

Durante la dilatación activa, las intensas contracciones durarán alrededor de un minuto y se darán cada tres o cinco minutos. Es posible que no te resulte fácil hablar o moverte. A estas alturas, ya habrás dilatado de 3 a 10 centímetros. Lo normal es dilatar 1 cm/h, pero al igual que ocurre con el inicio del parto, depende de cada mujer. Y si quieres que te pongan la epidural, este es tu momento.

La dilatación de transición es la etapa más intensa. Afortunadamente, también es la más corta. En ella dilatarás los últimos centímetros y tendrás contracciones cada menos tiempo. La primera fase del parto habrá finalizado cuando el cérvix se haya dilatado 10 centímetros (dilatación completa).

Nota: con la epidural es posible que las contracciones sean más débiles y que el parto se prolongue de 40 a 90 minutos (puede incluso hacer necesaria la administración de otros fármacos, como oxitocina sintética, que se utiliza para que las contracciones sean más frecuentes e intensas).

Segunda fase: dar a luz a las 38 semanas de embarazo

Cuando hayas alcanzado la dilatación completa, habrá llegado la hora de empujar. Este periodo también se conoce como expulsivo, que consiste en fuertes contracciones involuntarias del útero. Algunas mujeres pueden sentir la necesidad de empujar, mientras que aquellas que han recibido la epidural, al estar entumecidas, probablemente necesiten que la matrona les indique cuándo empujar con fuerza y cuándo no para lograr que el cuerpo se relaje y se expanda.

En algún momento saldrá la cabeza del bebé (algunas mujeres piden un espejo para ver asomar la cabeza). A continuación, te pedirán que empujes con fuerza una vez más para que salgan los hombros. El resto del cuerpo se deslizará hacia el exterior con mucha facilidad, como si de un pececito escurridizo se tratara. A no ser que tu bebé necesite atención médica inmediata, te lo colocarán sobre el pecho con una mantita.

¡Enhorabuena, lo has conseguido! ¡Ya eres mamá!

Tercera fase: alumbramiento de la placenta

Bueno, aún queda algo por hacer...

No has terminado del todo, todavía tienes que expulsar la placenta. Pero no te preocupes, es la fase más sencilla del parto y, por lo general, suele salir pasados unos minutos.

Si has decidido amamantar a tu pequeño, deberías comenzar de inmediato. De hecho, al dar el pecho el útero se contrae, lo cual ayuda a expulsar la placenta y contribuye a reducir el tamaño del útero. También perderás mucha sangre, cerca de medio litro. Tu cuidador te masajeará la barriga para drenar la sangre y hacer que el útero descienda. Si no te han colocado un catéter, es posible que te pidan que orines, pues con la vejiga llena es más difícil que el útero se vacíe por completo.

En caso de desgarro o episiotomía, el médico o la matrona te suturará la zona. Si te han puesto la epidural, no notarás nada, pero de no ser el caso, se te aplicará anestesia local. Aun así, no suele doler, ya que después del parto los labios quedan algo entumecidos.

Nota: después de todo el esfuerzo, puede que experimentes temblores incontrolables durante unos minutos o incluso una hora. Es una sensación rara, pero confía en nosotros, no te estás muriendo. Se cree que los temblores se deben a la adrenalina producida durante el nacimiento o a cambios hormonales repentinos.

Semana 38 del embarazo: lista de cosas que hacer

  • Lleva comida para el parto: el parto es toda una hazaña deportiva. Tendrás sed, sudarás... y luego estarás cansada y dolorida. Por eso es importante que repongas fuerzas. Come una o dos veces en los inicios del parto (especialmente si en el hospital no está permitido consumir alimentos en el periodo de dilatación activa), toma alguna bebida con electrolitos, como agua de coco, pica algo que te dé energía y mantén elevado el nivel de azúcar en sangre. Y, después de dar a luz, vendría bien que comieras frutas con alto contenido de agua, tipo sandía, o alto contenido energético, como el plátano.

  • Llena la casa de productos básicos: papel higiénico, detergente, etc. Cómpralos ahora, así evitarás tener que preocuparte durante la primera semana después de dar a luz.

  • No olvides la crema para pezones: una crema para pezones a base de lanolina (o manteca de karité) te aliviará en los primeros días de la lactancia. Llévatela al hospital.

Dato curioso de la semana 38 del embarazo: ¿por qué se produce la rotura de aguas?

El saco amniótico se mantiene cerrado gracias a dos membranas. Para romper aguas deben rasgarse ambas. Al igual que ocurre con muchos aspectos del embarazo y el nacimiento, el motivo por el que se produce la rotura de aguas sigue siendo un misterio. Sin embargo, sí sabemos que las hormonas que ayudan a que el útero se contraiga (prostaglandinas) son, en parte, responsables de que esto suceda. Otra de las funciones de las contracciones es contribuir al adelgazamiento de las membranas.

En las películas y la televisión, casi todas las mujeres embarazadas acaban rompiendo aguas con dramatismo en lugares públicos. En la vida real, la mayoría de las mujeres no experimenta la rotura de aguas hasta alcanzar el periodo de dilatación activa, aunque algunas mujeres sí que rompen aguas prematuramente (esto se conoce como rotura prematura de la bolsa de líquido amniótico). Por otro lado, también existen los nacimientos en caul o velados, es decir, nacimientos con la bolsa amniótica intacta, pero son poco comunes. Eso sí, ¡merece la pena verlo!

¿Cuántos meses son 38 semanas?

38 semanas de gestación equivalen a ocho meses y tres semanas.

Cita de la semana sobre el embarazo

Hay un secreto en nuestra cultura y no es que el parto sea doloroso, más bien es que las mujeres son fuertes, Laura Stavoe Harm

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