Tu pequeña y activa maestra de kung-fu ya pesa alrededor de 2,7 kilos, y probablemente sientas todo ese peso sobre la pelvis. La capa de lanugo que le cubre el cuerpo se está desprendiendo, y también está disminuyendo la capa de vérnix (aunque no te sorprendas si todavía está cubierto de gran cantidad de esta sustancia al nacer).

El crecimiento de su cerebro se está acelerando. Ya es aproximadamente un cuarto del tamaño del cerebro de un adulto y, durante el primer año, pesará el triple. Los pulmones están listos para respirar aire, pero el sistema digestivo aún no ha terminado de formarse del todo. No te preocupes, la leche materna es el alimento perfecto. El espeso calostro amarillo, ese nutritivo fluido que producen las mamas durante los primeros días antes de que baje la leche, le cubrirá literalmente los intestinos de anticuerpos para combatir enfermedades.

Además, el calostro contiene muchos glóbulos blancos, que provienen de tu cuerpo y protegen a tu bebé de virus y bacterias que podrían ser nocivos. No es de extrañar que se conozca como «oro líquido».

El calostro también tiene efecto laxante, que ayuda a evacuar el pegajoso meconio negro/verde (lo que viene a ser la primera caquita) que se ha ido acumulando en los últimos meses (Robin Williams dijo una vez que el meconio era como un cruce entre el velcro... y los residuos tóxicos).

Semana 36 del embarazo: algo pasa con tu cuerpo

«¿Esto es una señal de que voy a dar a luz?». Uf. A medida que se acerca la fecha del parto, la ansiedad (y la emoción) se disparan. ¡Son tantas las señales que indican que tu cuerpo se está preparando para el parto! Seguro que ya conoces las más importantes: contracciones, rotura de aguas, afinamiento del cuello uterino y dilatación. Sin embargo, el cuerpo y la experiencia de cada mujer son diferentes, por lo que es posible que también presentes algunos signos menos evidentes. Uno de ellos es defecar con demasiada frecuencia (todo el día, por ejemplo). La diarrea es la manera que tiene tu cuerpo de limpiarse antes del parto y puede durar unos días. No es divertido, pero plantéatelo de la siguiente manera: más caca ahora, menos caca en la sala de partos.

Los científicos aún no saben exactamente cómo comienza el parto, pero sí saben con certeza que intervienen muchas hormonas. Puede que te salgan granitos en la barbilla o en el mentón, o que estés demasiado sensible, posiblemente con episodios de llanto repentinos. Y tu cuerpo no será el único en tomar la decisión de que ha llegado el momento, no, el bebé también desempeñará un papel importante en ello. Secretará una hormona llamada CRH (hormona liberadora de corticotropina), que envía un mensaje a la placenta. La placenta entonces produce sus propias hormonas, estrógeno y cortisol, que envían un mensaje al útero para que libere oxitocina. La oxitocina es lo que desencadena las contracciones. El mensaje de la placenta también llega a las membranas amnióticas para indicarles que secreten prostaglandinas, las cuales producen el afinamiento del cuello uterino. ¡Las hormonas han tomado el control!

Algunas mujeres describen las primeras fases del parto, antes de que lleguen a producirse las contracciones, como algo parecido a un dolor menstrual. Es habitual sentir dolor en la zona de las lumbares (puedes ponerte una bolsa de agua caliente para aliviar las molestias). Las responsables de este dolor son, efectivamente, las hormonas. La placenta libera algo llamado conexina, que actúa junto con la oxitocina para provocar las contracciones. La oleada de hormonas encargadas de iniciar el parto puede tardar mucho en llegar o puede aparecer con relativa rapidez. Si en tu familia hay antecedentes de partos rápidos (o si no es tu primer bebé y los anteriores nacieron a toda velocidad), házselo saber a tu cuidador.

Lista de cosas que hacer en la semana 36 del embarazo

  • Date masajes perineales: si tienes previsto dar a luz mediante parto vaginal, los masajes perineales pueden serte de gran ayuda. La mayoría de los profesionales sanitarios recomiendan esperar hasta aproximadamente la semana 36 antes de comenzar. Cuando vayas a practicarlo, asegúrate de tener las manos muy limpias y las uñas bien cortas. Puedes aplicar un poco de aceite, ya sea de oliva, coco u otro aceite de origen vegetal (Weleda ha creado uno específicamente para este tipo de masaje). Haz clic aquí para obtener instrucciones detalladas y material visual complementario. Quizá sea más fácil si tu pareja te ayuda. Por supuesto, consulta a tu médico o matrona antes de empezar.

  • Establece horarios de visita para los invitados: en cuanto nazca tu bebé, comenzarás a recibir visitas. Decide con tu pareja quién puede venir a visitaros y cuándo. Tal vez eso signifique limitar las visitas durante la primera o las dos primeras semanas, para que puedas descansar y recuperarte... o que tus padres vengan a echarte una mano desde el primer momento. Solo recuerda: toma la decisión en función de cómo te encuentres tú, no en función de los sentimientos de los demás.

  • Crea un entorno de sueño seguro: consulta las recomendaciones para un sueño seguro de la Asociación Americana de Pediatría (AAP), según las cuales tu bebé debería dormir contigo en la misma habitación durante al menos 6 meses, en un espacio de descanso separado y siempre boca arriba. La cuna SNOO Smart Sleeper es la única solución para dormir que mantiene a tu bebé seguro sobre la espalda (durante las siestas y por la noche), tal y como recomienda la AAP. Además, la cuna SNOO también ayuda a calmar el llanto y favorece el sueño, ¡de los bebés y de sus progenitores!

  • Protege la casa para el bebé: ya que hemos entrado en materia de seguridad, es buen momento para empezar a proteger la casa para tu bebé. Puedes poner detectores de humo, extintores, detectores de monóxido de carbono y suministros de emergencia (en caso de terremoto, tornado, inundación o incendio).

  • Compra un sacaleches: si vas a volver al trabajo o a estar fuera de casa durante varias horas pero quieres seguir alimentando a tu bebé con leche materna, un sacaleches es la mejor opción. Una vez que te hayas sacado la leche, solo tendrás que guardarla en la nevera (hasta 3-5 días) o en el congelador (no más de dos semanas). Si tienes alguna duda, ponte en contacto con tu pediatra, con la matrona o con una unidad especializada en lactancia materna.

          Lección de vocabulario para el embarazo

          Vérnix: una sustancia blanca y cerosa que cubre la piel del feto para protegerlo dentro del útero y durante el parto.

          Lanugo: otra capa de protección para la delicada piel de tu bebé. Esta fina capa de vello suele desprenderse durante el tercer trimestre, aunque algunos bebés nacen cubiertos de ella.

          Afinamiento del cuello uterino: proceso de preparación del cuello uterino para el parto, que consiste en el ablandamiento, afinamiento y acortamiento del cuello uterino.

          Cita de la semana

          La paternidad no es algo que hacen los hombres perfectos, sino algo que perfecciona al hombre. — Frank Pittman

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