Tu bebé aún no está listo para nacer, pero su organismo ya está casi listo. Probablemente pesa más de 2,2 kilos y mide alrededor de 45 centímetros. A partir de ahora, el crecimiento a lo largo será más lento, pero seguirá cogiendo peso y estará cada vez más regordete. Su misión principal hasta el día de su nacimiento será engordar (lo que significa que tú también cogerás peso).

Se le están fortaleciendo los huesos (los extremos cartilaginosos se están transformando en calcio más duro), pero todavía no se le han formado las rótulas ni se le han terminado de formar los huesos del cráneo. Al tener los huesos craneales separados, tu bebé nacerá con más huesos de los que tienes tú. 

¿Por qué un bebé nace con varios huesos craneales sin soldar? Es muy sencillo: dejar espacio para que crezca el cerebro. El tamaño de la cabeza de un recién nacido es aproximadamente el 75 % de la cabeza de un adulto. A los 2 años crecerá otro 33 % y casi alcanzará el tamaño de la de un adulto (a los 18 ─ 24 meses los huesos del cráneo estarán completamente unidos de forma permanente).

Durante el parto, los huesos del cráneo se comprimen y los huesos flotantes se superponen. Esto reduce el diámetro de la cabeza en algo más de un centímetro, lo cual ayuda a los bebés a atravesar el canal del parto. 

El cráneo de tu recién nacido tiene dos «puntos blandos» (también conocidos con el nombre de fontanelas). Son como pequeñas hendiduras rodeadas por islotes de hueso fino que están en contacto. Hay uno de 5 centímetros en la parte delantera y uno del tamaño de la punta de un dedo en la parte trasera, cerca de la coronilla. Ambas fontanelas están cubiertas con una membrana muy resistente y flexible, de modo que el cerebro está perfectamente protegido. Es tan resistente como un hueso, así que no te preocupes si las tocas al acariciarle o lavarle la cabeza a tu bebé.

Semana 35 del embarazo: algo pasa con tu cuerpo

Si has empezado a caminar como un pato, ¡bienvenida al club!

Cuando tu bebé se «encaje» en la pelvis, te resultará más difícil moverte, y puede que cada vez te cueste más ponerte cómoda al estar sentada e incluso tumbada. Una de las mejores maneras de encontrar alivio puede ser meterte en la bañera, en una piscina o en el mar, para que flote el peso de los pies y las articulaciones.

Los dolores repentinos y agudos al fondo de la vagina pueden aparecer aunque no se desee. A veces el dolor se debe a que la cabeza del bebé está presionando hacia abajo justo sobre un nervio pélvico, o puede ser que el cuello del útero haya empezado a dilatarse. En cualquier caso, es una señal de que todo va por buen camino.

Las contracciones de Braxton Hicks serán habituales de aquí en adelante. Los investigadores aún no saben qué las provoca, pero muchos creen que es tu cuerpo preparándose para el parto. Nota importante: las contracciones de Braxton Hicks no aumentan en intensidad con el paso del tiempo, no se producen a intervalos regulares y por lo general puede encontrarse alivio moviéndose o bebiendo agua. Aun así, en caso de duda, siempre es mejor que llames a tu médico, solo para estar segura, no vaya a ser que sean las contracciones «de verdad».

Otro síntoma inesperado puede ser que empiece a dolerte una mano o el brazo. La retención de líquidos puede acabar con el pinzamiento de un nervio de la muñeca y causar el síndrome del túnel carpiano. Es posible que tengas que llevar una férula o aplicar hielo en la zona para calmar el dolor hasta que des a luz, momento en el que el dolor desaparecerá junto con el exceso de líquidos. 

Lista de cosas que hacer en la semana 35 del embarazo

• Compra pañales y toallitas: prepárate para usarlos como si se fueran a acabar, pero no compres demasiados pañales para recién nacidos. Muchos bebés crecen tan rápido que, antes de que te des cuenta, ya tienes que comprar la talla siguiente. Asegúrate de llevar algunos en el bolso por si los necesitas para la vuelta a casa desde el hospital o la clínica de maternidad.

• Mímate: córtate el pelo, hazte la manicura/pedicura o disfruta de un masaje prenatal. ¡Te lo mereces!

• Compra biberones: aunque vayas a dar el pecho, compra unos biberones. Una vez que la lactancia se haya asentado, algo que suele ocurrir a las dos o tres semanas, tu médico seguramente te recomendará que le des el biberón a tu pequeño una vez al día o cada dos días, simplemente para que se acostumbre a la tetina de goma. Así sabrás si le gustan las tetinas que has comprado o si hay que probar otras marcas para que tu retoño esté contento. Obviamente, si lo estás alimentando con leche de fórmula, tendrás que hablar con tu enfermera o tu médico acerca de cuál darle. 

• Infórmate sobre los procedimientos para recién nacidos: si va a dar a luz en un hospital, que suele ser lo más común, probablemente ya le hayas dado un repaso a los procedimientos relativos al parto y al nacimiento. Sin embargo, no olvides consultar los procedimientos estándar que se le aplicarán a tu bebé, a saber: una inyección de vitamina K, pomada ocular antibacteriana, succión de las vías respiratorias y un primer baño. También conviene que preguntes qué opinan en el hospital acerca del corte tardío del cordón umbilical.

¿Verdad o mito?

Las embarazadas deberían prepararse los pezones para dar el pecho.

¡Como si no tuvieras suficientes cosas que hacer! Esta afirmación es, por suerte, falsa. No hay necesidad de «endurecer» los pezones. El dolor en los pezones se debe a que o bien el bebé no succiona correctamente, o bien tiene el frenillo corto.

Una estimulación excesiva de los pezones puede provocar un parto prematuro. De hecho, es uno de los métodos que los médicos y las matronas usan a menudo para iniciar el parto, así que, de momento, déjalos en paz (pero pide ayuda a tu médico de inmediato si tienes los pezones planos o invertidos). 

Cita de la semana

Las pocas veces en que mi bebé llorón se quedó dormido antes que yo, utilicé ese tiempo para mí. Me di un baño de burbujas, me relajé con un trago, leí un libro y recé para que durmiera un poco más. — Frances Wells Burck, Babysense

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