El cerebro de los padres cansados... ¿es un cerebro embriagado?
Una amiga me contó que una de las veces que fue a buscar a su bebé al centro de día estaba muy cansada. Metió el coche en el aparcamiento y siguió avanzando... hasta chocar contra el edificio.
El cansancio pasa factura a las mamás y los papás primerizos, además de causarles mucho estrés. Las interrupciones frecuentes nos mantienen en un sueño ligero y reducen la calidad de lo que debería ser un sueño profundo y reparador que nos ayudara a preparar el cuerpo y la mente para el día siguiente. Es posible que consigamos apañárnoslas a pesar de la falta de sueño día sí, día también, pero el cansancio se va acumulando y, al final, acabaremos teniendo que recuperar el sueño perdido o nuestra salud pagará las consecuencias.
Efectos del cansancio en el cuerpo y la mente
La fatiga prolongada causa estragos en nuestro bienestar: empeora nuestro estado de ánimo, nos lleva a estar quejumbrosos, desanimados e irascibles, influye en la coordinación, hace que nos volvamos torpes, perdamos el equilibrio y seamos más propensos a sufrir accidentes, estamos despistados, desorientados y se nos bajan las defensas. Se produce una especie de reacción en cadena que afecta directamente a nuestra salud: aumento de peso, aparición de granos, mastitis y un largo etc.
El cerebro de un progenitor cansado funciona incluso peor. Probablemente no exista una persona que más sueño haya robado en el mundo que el reconocido especialista del sueño de la Universidad de Pensilvania David Dinges. En uno de los experimentos que realizó con su equipo, dividieron a un conjunto de voluntarios en dos grupos: uno de los grupos dormiría seis horas cada noche, mientras que el otro podía dormir ocho horas. Durante el día, los científicos midieron la capacidad de atención de los sujetos. El grupo que había descansado suficiente se mantenía alerta. Sin embargo, los participantes con falta de sueño se iban dispersando cada vez más, hasta llegar al punto en que, a las dos semanas del estudio, su capacidad de atención había descendido al nivel del de una persona legal y oficialmente borracha.
Mamás y papás cansados: ¡cuidado con lo que hacéis!
Lo más alarmante son los datos que publicó la National Sleep Foundation en 2004 tras realizar un estudio: el 48 % de los progenitores admitió haber conducido con somnolencia y el 10 % confesó haberse quedado dormido al volante.
Al igual que ocurre con los estados de embriaguez, la falta de sueño provoca deficiencias en la capacidad de discernimiento, tiempos de reacción lentos y deterioro de la memoria. Cuando alguilen está exhausto, se tambalea, tartamudea y arrastra las palabras. Llevada al extremo, la privación de sueño puede incluso causar alucinaciones.
Las mamás y los papás, en su agotamiento, a menudo acaban tomando decisiones poco acertadas, como compartir cama con su bebé o dormir sobre superficies dudosas con el pequeño en brazos, prácticas que aumentan el riesgo de aparición del SMSL o asfixia. Mi recomendación es que los bebés duerman en la habitación de sus padres hasta los seis meses, pero en una cuna SNOO Smart Sleeper, una cuna normal o de colecho, para que el bebé esté cerca y seguro a la vez en una cama propia. Si no conduces estando ebrio, por tu bien y sobre todo por el de tu bebé, no conduzcas estando ebrio de cansancio.
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