La cuestión de los chupetes no es tan sencilla: a los bebés o bien les encantan, o bien los detestan. Si tu bebé se resiste a usar el chupete, intenta dárselo cuando esté relajado, hacia el final de una toma. Si esto no funciona, prueba con la psicología inversa, un sencillo truco para hacer que el bebé acepte el chupete. Pero antes de nada, nos gustaría compartir contigo cierta información y las respuestas a las preguntas más frecuentes sobre los recién nacidos y el uso del chupete.

Cuándo introducir el chupete

Según The Lullaby Trust, una ONG británica, los recién nacidos menores de un año deberían usar chupete, aunque lo ideal sería que no empezaran hasta que se hubiera asentado la lactancia.  

Cuándo darle el chupete a tu bebé

A las 3-4 semanas aproximadamente (o 1 mes), The Lullaby Trust recomienda introducir el chupete, pero una vez que el bebé se haya acostumbrado a la lactancia y tú te hayas adaptado a la rutina de dar el pecho. The Lullaby Trust recomienda que los niños usen chupete durante las siestas y por la noche, ya que contribuye significativamente a reducir el riesgo de aparición del SMSL.

Cómo conseguir que tu bebé mantenga el chupete en la boca

Aunque existan varios chupetes diferentes en el mercado (algunos unidos a peluches, otros diseñados «específicamente» para la lactancia, etc.), hemos descubierto que la psicología inversa es un método muy eficaz para que el bebé se quede con el chupete en la boca. Consiste en lo siguiente: cada vez que el bebé intente llevarse el chupete a la boca, se lo alejas para que succione con más fuerza. Con este método tu pequeño aprenderá a retener el chupete en la boca.

Otra manera de conseguir que tu bebé use el chupete 

Le pregunté a mi paciente Denise si a su hijo, Aidan, le gustaban los chupetes. Soltó una risotada y vació una pequeña bolsa en la mesa de la cocina. Seis chupetes diferentes esparcidos por la mesa, como si fueran una colección de rocas lunares. «¡Los ha rechazado absolutamente todos!», dijo con resignación.

Le sugerí que probara con una estrategia diferente, para que su bebé pudiera disfrutar de los beneficios de los chupetes. En lugar de apretar el chupete hacia dentro cada vez que se lo sacaba de la boca, lo que tenía que hacer era tirar de él a cada succión.

Hacia el final de la lactancia, cuando Aidan se relajó y el chupeteo se ralentizó, Denise probó el siguiente truco: retirar el pecho e introducir inmediatamente el chupete (típico engaño). Cuando lo tenía bien sujeto en la boca, ella esperaba a que él chupeteara... y tiraba un poco hacia afuera, como quien comprueba si un pez ha picado. Él respondía chupeteando con más fuerza.

Durante los 10 minutos siguientes, Denise jugó a este pequeño juego de «psicología inversa» con Aidan para enseñarle a mantener el chupete en la boca. Repitió este ejercicio varias veces al día y, en tres días, Aidan usaba el chupete con toda naturalidad.

¡Algunos bebés son pequeñas succionadoras! (Es un rasgo genético que se da en ciertas familias).

Pero aunque a tu bebé no le entusiasme el chupete, o se confunda y lo expulse en lugar de chupetearlo, es probable que puedas hacer que le guste practicando la sencilla técnica que usé con Aidan (esta técnica funciona mejor con bebés de menos de 6 semanas).

Este ejemplo de psicología inversa tiene su origen en la sensación natural de «lo que está en mi boca me pertenece». Con el tiempo, tratar de retirar el pezón se convertirá en algo parecido a quitarle un juguete a un niño de dos años: cuanto más fuerte tires, más resistencia opondrá.

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